jueves, 22 de noviembre de 2007

- Hablan y fotografian a Roberto



Roberto Herrera, luz, expresividad, alegoría e ironía .
La obra de Roberto Herrera ha sufrido una profunda evolución en los últimos dos años. De un expresionismo contundente en pintura ha pasado a una cierta alegoría e ironía en escultura y a presentar una evidente percepción simbólica en fotografía, tanto en blanco y negro como en color.
Su creación, en líneas generales, bebe de las fuentes de lo individual, dado que es, en principio, autodidacta, guiándose por sus propios impulsos vivenciales. De hecho aborda la pintura desde el punto de vista psicológico y personal, indagando en sí mismo, mostrando sus temores y miedos, el terror y sus terrores, para, luego, dominar la escena e ir más allá de la propia idea.
En la actualidad su obra pictórica es menos agresiva, ha ganado en profundidad, tiene conexiones claras con la alegoría e incluso se permite una estructuración geométrica en la que resalta el trato dado al concepto.
Su fotografía es directa, descriptiva en ocasiones, mostrando a través de animales o personas, estados de ánimo, empleándolos como excusa o alegoría. Así un perro pastor alemán dispuesto en posición de descanso significa calma y armonía interior. Siempre viaja al alma, a su alma y al alma del universo. La calma del pastor alemán es la calma de todos. Mientras que una chica llorando, o bien mirando, significa diferentes enfoques. Desde mirar por mirar, o contemplar por el hecho de estar serena o bien ,si la muestra con ojos llorosos, supone tristeza, pena, melancolía, pero también constituye un alegato específico en el que parece decir a la persona que se ha de cuidar y que tiene que superar el momento. Llorar, en ocasiones, en su obra, no es un sentimiento de pena, sino una clara posición alegórica que significa que la persona en cuestión debe superarse.
También posee fotografías delicuescentes, psicodélicas, mostrando colores sobre blancos y negros, desarrollando escenas de un cierto glamour.
Asimismo, en los últimos tiempos, se rodea de una iconografía irónica, a base de objetos y sus personajes son menos directos, mucho más elaborados, inmersos en una dinámica de gran fluctuación en la que se reafirma una posición personal frente a la vida.
Huye de lo descarnado para adentrarse en el terreno de la sugerencia, instalándose en una dinámica en la que lo más importante es su forma de encarar el símbolo. Una actitud que le permite ir más allá de la descripción y de la desestructuración.
Al emplear iconismos y símbolos, a modo alegórico, esto le permite ser más ambiguo, que no dual, y, por consiguiente, ofrecer un mayor margen de interpretación.
Una interpretación que, en su caso, pasa por el tamiz de lo expresivo, en el sentido de emplear algunos planteamientos escenográficos, especialmente en su producción fotográfica, que le permiten jugar con el misterio de lo representado. Un ejemplo de lo que estoy diciendo son sus fotografías, en blanco y negro, especialmente la serie dedicada al sexo. En la susodicha temática contemplamos el cuerpo desnudo de una mujer, en sombras, insinuándose pero sin destacar por el detalle, sino que, al mostrar fragmentos del cuerpo, resalta mucho más el sentido último de lo que pretende mostrar. Así sucesivamente también podemos ver en otra serie de fotos retocadas, instantáneas delicuescentes en las que la materia se vuelve psicodélica y la masa deja de ser hierática para convertirse en movimiento, mostrando veladamente figuras femeninas y masculinas.
Joan Lluís Montané
De la Asociación Internacional de Críticos de Arte




Roberto Herrera, de lo expresivo a lo psicológico, un retrato interior .
La obra pictórica de Roberto Herrera en la actualidad incorpora técnica mixta, materia, también fotografía, volviéndose más conceptual, buscando iconismos y referencias, a través de los cuales resaltar una dinámica de contraste basada en lo escénico como paradigma de la vida.
La creación pictórica de Roberto se fundamenta en la evidencia de lo emblemático, es decir, en profundizar en lo importante de la existencia, buscando actitudes filosóficas, también dialoga con sistemas de creencias, preguntándose por la existencia de Dios, pero dentro de unos parámetros más elevados y no tal como los presenta la sociedad de hoy, completamente tergiversados. Asimismo se aproxima a Bukowski, planteándose la existencia de la forma, cuando el espíritu se desvanece, en el sentido de reafirmarse como ser humano a pesar de las numerosas dificultades que encuentra en la propia existencia.
En otro orden de cosas indaga en los misterios de la creación, en los cromosomas, haciéndose la pregunta que mucha gente iniciada se hace con respecto a la diferencia de sexos. En el fondo está hablando de las grandes razas que han existido en la historia esotérica de la humanidad, interrogándose dentro de los parámetros de la raza humana cuando los dos sexos estaban unidos en un mismo individuo.
También se posiciona en el ámbito social, adoptando posturas en defensa de la naturaleza, a favor de lo colectivo, buscando salidas honorables a una humanidad que, a ratos, se desquicia y en otros momentos se desorienta.
En su obra pictórica reciente acentúa su visión poética, buscando la alegoría, insertando iconismos y referencias, pero, a la vez, aumentando la inclusión de elementos escenográficos, para determinar su actitud de manera alegórica. Está claro que va más allá de la posición evidente actual de lo insinuado, permitiéndose concesiones más complejas, que nos introducen de lleno en su laberinto interior de ideas.
Lejos han quedado sus explosiones de rabia e impotencia, sus declaraciones plásticas maximalistas y radicales, para ahondar en los parámetros de lo alegórico, mostrando una obra llena de fuerza y determinación, pero, también, dramática y bella. Una belleza interior y exterior, que es producto de un escenario psicológico armado con determinación y de una evolución.
En fotografía destaca su creación psicológica, en la que pretende mostrar diferentes estados de ánimo, empleando la figura femenina que se convierte en protagonista casi absoluta de sus series, también incorpora animales y diversos elementos.
Su producción fotográfica se concentra, fundamentalmente, en el blanco y negro, aunque posee series de imágenes delicuescentes, a las que incorpora color, tonos rojizos y rosados intensos, en los que delimita la acción de lo plástico buscando el efecto y la determinación de lo psicológico.
Es un creador autodidacta que busca constantemente, que prefiere experimentar sin parar, porque considera que lo concreto está para modificarse, reinventando las escenas y personajes, convirtiéndolos en expresiones de sentimientos y acciones dominadas por una determinada actitud psicológica.
Joan Lluís Montané
De la Asociación Internacional de Críticos de Arte



Gracias a todos.

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